septiembre 2020

He desarrollado en los últimos años —en el contexto del dúo los picoletos— dibujos e instalaciones inspirados en la construcción de rampas de skate improvisadas. Junto con mi compañero Dante nos dimos cuenta de que la construcción de estas rampas tenía un carácter ritual y comenzamos a relacionarlas con la arquitectura de templos y tumbas, acercándonos al imaginario del cine de terror clase B. Relación que destacamos con el término “jóvenes monstruos” que utilizamos para referirnos a los jóvenes rebeldes que hemos retratado, desde una perspectiva pasoliana. Siguiendo esta línea me ha cautivado la  historia de la iglesia de Santa Maria di Costantinopoli de Tricase, que además de su curiosa planta octogonal cuenta también con su leyenda propia; de cómo un Príncipe acordó con el mismísimo diablo construir la iglesia en tan solo una noche. Me propuse indagar entonces , a partir del dibujo, en figuraciones y planos que hibriden rampas de skate de una noche y el imaginario rebelde skater (lleno de esqueletos en llamas, monstruos de goma espuma y tuercas oxidadas) con la leyenda de la llamada “iglesia de los diablos”, añadiendo además dibujos que se desprendan de la historia y el paisaje de Tricase.